

Una salud bucal deficiente no empieza y termina en la propia boca. En absoluto. Es algo que tiene unas implicaciones mucho mayores.
Aunque pueda parece algo exagerado, los expertos tanto en odontología como en psicología, han detectado una relación muy estrecha entre ambos escenarios. Y es que una persona con problemas bucales puede desarrollar trastornos psicológicos de importancia.
Estrés en tu día a día, y en tu boca
El estrés es una dolencia mucho más frecuente de lo que se puede creer. Y mucho más en pleno siglo XXI.
Síntomas como el nerviosismo, el dolor de estómago o la dificultad para tragar pueden ser algunos síntomas. Unos signos que una persona puede tener como consecuencia de tener una salud bucal deficiente.
Y es que, ¿realmente somos conscientes de la importancia que tiene proyectar una imagen correcta en este mundo tan competitivo? Una realidad que se hace muy evidente, sobre todo, dentro del mercado laboral.
Una sonrisa que no es atractiva, la falta de piezas dentales o la suciedad, entre otros, pueden ser factores que nos impidan ofrecer la mejor versión de nosotros mismos. Y eso, claro está, puede desembocar en mantener menos conversaciones, tener una relación con nuestros compañeros menos y, en consecuencia, vivir en un continuo estrés por no saber cómo ocultar nuestra boca.
Ansiedad e inseguridad constante
La ansiedad y la inseguridad pueden ser dos problemas también frecuentes en nuestra rutina habitual.
En este caso no es necesario hablar de una malformación en la boca sino de otro problema que puede ser incluso más frecuente. Nos estamos refiriendo al mal aliento.
Un mal aliento que puede provenir de otras zonas de nuestro organismo como pueda ser el caso del estómago pero que también, en muchos casos, puede provenir de la boca como consecuencia de la presencia de ciertas sustancias.
- Restos de comida que se quedan incrustados entre los dientes.
- Bacterias que proliferan debido a una higiene bucal deficiente.
- Suciedad como el sarro.
- La presencia de residuos perjudiciales como los del tabaco o el alcohol.
Pues bien, la presencia de estas sustancias provocará un aliento que no será agradable para nadie. Y pocas situaciones puede haber más desagradables que mantener una conversación con una persona en estas circunstancias.
Es por ello por lo que la inseguridad crecerá en esa persona dando lugar a la ansiedad en el que caso de que esta se prolongue en el tiempo.
Irritabilidad en tu comportamiento
Hasta ahora hemos enfocado los trastornos psicológicos desde un punto de vista de la imagen que podemos proyectar. Sin embargo todo esto puede llegar a ser mucho más físico. Más tangible.
Estamos hablando de tener un carácter irritable debido a la presencia continuada de dolor bucal.
Un dolor bucal que puede aparecer como consecuencia de una deficiencia en la masticación de los alimentos. Algo tan sencillo, aparentemente, como eso, puede producirnos continuos malestares en nuestro estómago.
- Dolores intestinales.
- Flatulencias debido al exceso de gases.
- Diarreas.
En realidad es algo bastante lógico. Si no somos capaces de procesar correctamente los alimentos en la boca se nos hará muy complicado hacer que el estómago los procese en unas condiciones óptimas.
Un escenario nada favorable en el que el dolor es el protagonistas. Un dolor que no solo no nos va a permitir nos disfrutar de nuestra vida profesional sino tampoco de nuestro día a día con nuestro propio entorno más cercano.
Baja autoestima general y consecuencias en tu boca
Una vez que hemos analizado los problemas de un modo individual y hemos detectado qué consecuencias puede tener, ha llegado el momento de valorar todo en su conjunto. De ahí la presencia de una baja autoestima en líneas generales.
La baja autoestima que podamos tener, sin lugar a dudas, es el peor de los panoramas que nos podemos encontrar. Se trata de una situación límite en la que los problemas bucales han llegado a tal punto que nos afectan de una manera superlativa.
Llama la atención que en este caso, el último en la lista que hemos planteado, puede ser que estemos en fase de tratamiento. Puede ser incluso que hayamos abordado con éxito alguno de los problemas dentales que arrastrábamos. Entonces, ¿por qué padecemos ese problema?
La respuesta está en el tiempo que esa persona ha estado padeciendo estrés, ansiedad e irritabilidad demasiado tiempo. Y ahora es complicado volver a la situación actual.
Además esta bajada en la autoestima no es beneficiosa para ninguno de los ámbitos de la vida más habituales. Puede derivar en depresión, por ejemplo. Un extremo al que no se debería llegar sobre todo si tenemos en cuenta que los problemas bucales se pueden abordar con un éxito rotundo a día de hoy.
Todos estos problemas que acabamos de mencionar pueden tener distintos grados de gravedad. A todas las personas no les afecta del mismo modo pero no por ello hay que dejarlos pasar por alto.
De hecho se sabe que incluso cuando el problema se aborda con un dentista, muchos de esos signos de carácter psicológico se mantienen. De ahí la importancia de acudir siempre a un profesional de la salud mental.
La prevención como principal arma
Por otro lado, y con el objetivo de evitar padecer estas dolencias que hemos expuesto en estas líneas, siempre se recomienda la prevención.
Una prevención que pasa, como no puede ser de otro modo, por las visitas periódicas al dentista y por el cuidado personal. Solo de ese modo es como se podrán abordar posibles problemas que todavía están en su fase inicial y que, al menos en ese momento, carecen de gravedad.
- Deficiencias en las piezas dentales.
- Limpiezas que prevengan el exceso de suciedad y problemas asociados.
- Implantación de medidas como brackets que nos permitan tener una mejor imagen.
Añadir que gracias a las posibilidades de financiación de la inmensa mayoría de clínicas dentales, la práctica totalidad de tratamientos son perfectamente accesibles para todos los pacientes. Una ventaja que hace un par de décadas no ofrecían todos los centros pero que hoy es una constante. ¿Por qué entonces no aprovechar este momento?